16 octubre, 2006

Cuerpo (y alma)

Ya era demasiado tarde. Estaba atrapado, y ya no podía escapar.

Poco a poco, sin apenas darme cuenta, la piel se había vuelto más gruesa. Trataba de esconderme. Trataba de aparentar que nada me afectaba. Que todo me daba igual. Que todo me resultaba indiferente, cuando en realidad solo buscaba una manera para olvidar. Trataba de refugiarme para encontrar un poco de calma. Intentar recuperarme. Pero la piel se había vuelto demasiado gruesa y ya no podía salir. Quizá había cavado mi propia tumba.

Ya no había escapatoria. Estaba atrapado. La piel era demasiado resistente. Había conseguido disociarme. Estaba encerrado, y tenía miedo. Tenía tanto miedo que no podía reprimir mi llanto. No podía dejar de gritar esperando que alguien me escuchase y me sacase de aquí. Encogido y agazapado como un niño asustado. Pero era una tarea inútil. Ni siquiera podía rasgarme la piel parar conseguir salir. Era incapaz por miedo a hacerme aún más daño. Llenarme de más cicatrices, aunque esta vez fueran externas. Pero este sitio estaba haciéndose cada vez más pequeño. El oxígeno ya no saciaba mis pulmones y no tenía fuerzas para intentar empujar. Todas las lágrimas que había derramado estaban empezando a llenar este sitio. Poco a poco me ahogaría. Derrocharía mis fuerzas tratando de mantenerme a flote, cansándome aún más y haciendo más seguro mi ahogamiento.

Solía creer saber cual era la solución. Pero el tiempo me ha enseñando que no estaba en lo cierto. Tan solo deseo algo que nunca podré tener. Aunque sea tan simple como poder ser algún día la mitad de algo...

1 comentario:

bullet with butterfly wings dijo...

por qué no escribí yo eso?


un abrazo