15 noviembre, 2006

Gritos

No trató de defenderse. Se mordió la lengua hasta llenar su boca de sangre. Deseaba escupirle en la cara para que viese todo lo que se estaba tragando. Pero decidió envenenarse un poco más. Siguieron golpeando, ya al fin dejaron de hacerlo. Cuando acabaron estaba furioso y desconcertado, tanto que la furia desapareció y trató de dormir para intentar despertarse en otra realidad.

A la mañana siguiente los gritos solo conseguían enloquecerle. Intentaba no escucharlos agazapándose como un niño y tapándose los oídos. Pero el oírlos aún con claridad solo conseguía que llorase con más fuerza intentando dejar de escuchar de una vez.

Parecía que los gritos habían desaparecido. Pero estaba tan alterado que no paraba de temblar. Tapaba su cara con ambas manos porque no quería ver que estaba pasando. Quería huir, quería escapar, quería salir, pero no tenía fuerzas…

Otra vez se tumbó e intentó dormir, esperanzado de que mañana todo estaría en calma y los gritos no volverían más.

Se despertó cansado, pero sabía que nada podía empeorar. Trató de calmarse y de liberar tensión, pero cuando creía estar recuperado los gritos regresaron de nuevo. No sabía que hacer, a dónde ir, dónde ocultarse. Trató de calmar los gritos, los alimentó con las pocas fuerzas que le quedaban, aunque sabía que tarde o temprano regresarían de nuevo.

Decidió tumbarse, pero vió que ya no estaba allí. Su lugar de descanso sólo conseguía que su cabeza se llenase de voces y recuerdos. Penetraban en su mente dificultándole dormir, y cuando lo conseguía volvían a despertarle impidiéndole descansar.

Se levantó de nuevo. Atontado, desesperanzado y preguntándose cuánto tiempo tardarían en volver los gritos. Pero ya estaban ahí aunque el no quisiese escucharlos. Derrotado se derrumbó. Deseaba llorar, pero era tal su dolor que las lágrimas no se derramaban por sus mejillas. Decidió huir, esperando que a su vuelta todo fuera como antes.

Desde entonces los gritos le acompañan a todas partes…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues a desprenderse de los gritos de los fantasmas, aunque sea tomando una cervecita con alguien agradable y a desconectar por un rato, es efectivo, doy fe ;-).
Besitos!!