Rompe mis cadenas
A veces cuesta abrirse paso con las pesadas cadenas de los recuerdos...
A tu derecha tienes todo lo que pudo haber sido o nunca fue. A tu izquierda lo que quieres que sea. A tu espalda el palpitante pasado. Al frente el cegador futuro.
Vives aferrado con cadenas a tu mano izquierda y a tu mano derecha. Cada día intentas arrastrarte como ellas te permiten. Hay ocasiones en las que el cansancio físico que te provocan hace que las fuerzas desaparezcan y te limites a arrastrarte como tu mente te permite. En otras parece que su peso es liviano y puedes sentir esa anhelada sensación de libertad, aunque sabes que conforme avanza la oscuridad se tornan más pesadas y aplastantes. En otras la rabia que te produce estar encadenado hace que intentes tirar con todas tus fuerzas, consiguiendo solo hacerte daño en las muñecas. En otras caes derrotado de rodillas apretando con fuerza la mandíbula con los brazos en cruz, intentando que la tensión de las cadenas no te parta el esternón en dos.
Nunca me gustó mirar hacia atrás, hace que tropiece con lo que tengo delante, pero tampoco consigo distinguirte entre la luz cegadora...
2 comentarios:
No hay opciones, sólo cadenas. El pasado, cuando ata, logra colocarse frente a nosotros, pero es inasible. El futuro, si no lo adivinamos de antemano, se queda dormido y eventualmente lo rebasamos sin notarlo. Las cadenas, si no las tomamos en cuenta, se las arreglan para clavarse en la carne. Lo mejor es, siempre, jalarlas con los dientes bien apretados y los ojos medio nublados, pero alertas.
Si eso es lo que hay a la derecha, recomiendo no mirar en esa dirección.
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