Esperando un final...
Estaba de pie, inquieto, somnoliento y atontado. Observaba su lugar de descanso con desesperanza. Llegaba al límite de su cansancio, hasta que ya no quedase más remedio que cerrar los ojos. Pero no quería hacerlo. Quería permanecer despierto, porque tenía miedo. Le agobiaba pensar en como se despertaría. Tenía miedo de soñar. Tenía miedo de soñar con ella. Soñar como sus miradas no eran capaces de separarse. Soñar como la complicidad hacía que ambos supiesen lo que sentían. Soñar como acariciaba su mejilla. Soñar como sujetaba su mano y la besaba. Soñar como la abrazaba y era capaz de sentir su contacto.
Sus ojos se llenaban de lágrimas como muchas otras veces. Aquello que era sagrado había desaparecido. La oscuridad ya no le calmaba y su antiguo lugar de descanso se antojaba como una tortura. Debía debatirse entre intentar permanecer despierto y tratar de no pensar en ella o cerrar los ojos. Sentía que era una obligación y no una alternativa. Sentía miedo de cerrar los ojos. Sentía miedo de despertarse y ver como todo lo que había soñado era una farsa. Ver como todo lo que había sentido desaparecía con solo abrir los ojos. Sentir el abatimiento de no haber descansado. Sentir ese peso aplastante. Sentir el contacto frío de las lágrimas que se escurrían por sus mejillas hasta empapar su almohada.
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