29 septiembre, 2006

El desdichado

Me teníais ahí colgado, como Jesús en la cruz. Poco a poco fuisteis despojándome la piel. Me torturasteis hasta cansaros. Todos mis gritos y lamentaciones sólo alimentaban vuestro lado más sádico. Disfrutabais viendo como sufría y lloraba. Como mis lamentaciones no surtían efecto alguno para generar un poco de compasión. Y cuando dejó de proporcionaros placer y diversión os fuisteis, dándome el placer de descolgarme.

Totalmente entumecido y apenado no logro reconocerme. Ahora he mudado de piel. Está negra de toda la sangre seca y los moratones. Hay mucho que limpiar y curar.

Espero que tengáis más compasión de vuestra siguiente víctima...

No hay comentarios: