Falsas miradas
Yo estaba esperando. Tú llegaste con tus amigos. Nos miramos el tiempo suficiente como para reconocernos y apartar la mirada por miedo a que el otro tomase la iniciativa de decir algo. Somos dos seres contaminados por el mismo veneno, pero no odiamos a nuestra envenenadora, nos odiamos como dos perros celosos que se arrastran para conseguir que la envenenadora cure sus heridas con más veneno. Ninguno de los dos lo conseguirá, y seguiremos hiriéndonos entre nosotros hasta que uno de los dos muera. Entonces uno de los dos acudirá a la envenenadora, y morirá de sobredosis.
1 comentario:
No, si te puedes proteger con una 002 de digidesign a modo de escudo... ;-)
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